lunes, 8 de septiembre de 2014

¿Somos realmente crueles?

La gente nunca sabe de que va esto, nadie sabe la razón por la que chicas jóvenes como nosotras llegamos a ser tan crueles y malas con nuestro ser.
Deberíamos estar agradecidas con el cuerpo que nos han dado nuestros padres pero en vez de sentirnos satisfechas hacemos lo imposible por cambiar y aunque pasen años y veamos que nada cambia lo seguimos intentando, hasta el punto de destrozarlo por dentro.
Lo peor de todo no es el destrozo físico, es el destrozo psicológico, acabamos tan destrozadas que a veces no tenemos a penas fuerzas para seguir y muchas habéis acabado con el suicidio.
Lo que realmente me duele de todo esto es el daño que les causamos a la gente que nos quiere, a nuestros padres, a todo el mundo que está a nuestro alrededor.
No nos damos cuenta pero ellos sufren el doble, el triple e incluso millones de veces más que nosotras.
Eso no viene a cuento pero ahora la verdadera pregunta que me hago día tras día después de ver mis cicatrices.
¿Somos realmente crueles con nosotras mismas?
Esa pregunta aún no se responderla.
Muchas de las que sufrimos trastornos, baja autoestima, depresión o cosas equivalentes sabéis de que hablo.
Nuestra vida, mi vida se basa en bajones constantes.
Lo pago con la gente a la que amo, con la gente que da todo, que se humilla incluso por hacerme sonreír y me duele, no sabéis lo mucho que me duele todo esto.
Cuando me corto no puedo parar, sonrío hacia la sangre, me hace feliz ver mi piel rozar la destrucción, me relaja, me tranquilizo tanto por dentro como por fuera, es como una cura, una cura que en realidad no cura nada, solo estropea mi alma cada vez más.
Y cuando no comemos, cuando no como me siento tan libre, tan luchadora por no meterme comida a la boca, por no atracarme, un día sin comer es un día ganando la batalla a la comida, ¿Como puedo ganarle la batalla a lo único que me mantiene viva? Suena paranoico y es que es la triste realidad.
Luego hay días tranquilos, días en los que como y no me corto, en los que la gente me ve bien cuando en realidad no, nunca estoy bien.
Siempre estoy pensando en cada caloría y me duele comer pero lo hago, lo hago por el miedo que a veces le llego a tener a muerte. No me corto porque se que si lo hago la gente lo verá.
Lloró cada noche antes de dormir ¿Y a quien le importa? A mi me importa.
Cada lágrima que sueltan mis ojos es un trocito menos de mi alma.
Con el tiempo me vuelvo más fría, me cuesta expresar lo que siento y es que a veces ya ni siento.
Ustedes no saben el miedo que le tengo a todo, el miedo que me tengo a mi misma.
Ustedes siguen sin saber nada.
Stella.


No hay comentarios:

Publicar un comentario